dissabte, de desembre 12, 2015

1.314 Jonan Etxebarria elkarrizketa. Entrevista a Jonan Etxebarria.









Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria. 

Espero que los lectores fieles al blog, que a veces parece desierto en cuanto a comentarios como si de un medio casi anticuado se tratara, disculpéis el goteo de entradas. Mi día a día me ha llevado a tomar la decisión de publicar menos pero procurar realizar entradas de calidad seleccionada. Espero que os guste saborearlas de esta manera. 

No obstante, como cuelgo siempre el enlace en facebook me llega vuestra respuesta, el aliento a seguir escribiendo y tomando fotografías. A alimentar el instinto de búsqueda de historias que no deben perderse. También mediante vuestros comentarios en la playa o por teléfono. Gracias, siempre gracias por estar a la escucha de esta emisora curtida por La Mar. 

Cada vez me interesa más el formato entrevista para extraer la sabiduría de las personas que la tienen y pocas veces es transmitida no por falta de ganas, sino por la falta de un medio o un soporte mediante el cual darle una vía de salida. Y a veces también por falta de gente dispuesta a escuchar. Es interesante observar que la naturaleza, dios o la pura casualidad-ciencia (creas en lo que creas :) )nos dotó de dos orejas y una sola boca. Escuchar más que hablar, interesante ¿verdad?

Esta entrevista que salió en 3sesenta hace unos meses me parece importantísima. ¡No porque la publique yo! Sino por lo que transmite Jonan, porque nos hace ser conscientes de la realidad. Porque nos afecta a todos los que vivimos mirando a la naturaleza y cohabitamos en ella como deporte, placer o estilo de vida. 

Os dejo con una persona que ha vivido y vive experiencias extremas relacionadas con el rescate de personas y con las olas, conectado a la vida sin reservas que oculten su dureza y su alegría. 

¿Quién sabe? Es bastante probable que si surfeais cualquier día os convirtáis en rescatadores eventuales. Tened vuestro faro activado porque podéis salvar una vida. 

Eskerrik asko Jonan por compartir tus experiencias con toda la tribu. 

Ondo ibili kukuoyentes!



Entrevista a Jonan Etxebarría.
Por Jabi Iraizoz.

Dicen que todos tenemos un lobo blanco y un lobo negro en nuestro interior. Y que de nosotros depende a cual de ellos alimentar. Jonan dedica su vida profesional al socorrismo y a impartir formación especializada tanto de socorrismo como de catástrofes. Pero es tan intensa que se la lleva a casa y a cualquier sesión de surf, excepto cuando surfea solo, que es cuando puede relajarse y apagar “el faro” como él lo llama. Un estado de alerta constante.

Vida y muerte porque no siempre salen las cosas bien y ha vivido situaciones que nos girarían el estómago a cualquiera. Claramente un día él eligió a su lobo blanco. Al negro le tira carnaza de vez en cuando para tenerlo amaestrado gracias a su desahogo, su vía de escape, Melmak, un grupo de Rock apocalíptico que tiene con su hermano el batería, en el que él es guitarra y gritos como él dice. Pura oscuridad.


¿Cuántos años tienes?

Cuarenta y dos.

¿Cómo entraste en conctacto con La Mar y con el Surf?

De txiki en Sope anduve con el planking hasta los doce años y luego convencí a los aitas para poder pillar una tabla entre cuatro. Uno surfeaba y los otros tres esperaban en la orilla. Hasta que una Dave Macaulay de un campeonato, negociando, acabó en mi garaje en el 85-86. Ganaba Curren en Lacanau.

¿Eres el primer surfista en la familia?

Si, soy el hermano mayor. Los demás han sido corcheros. Uno lo ha dejado y el otro se ha pasado al surf.

¿Cómo fueron tus comienzos en el socorrismo?

Estaba empezando la universidad, era la época de la serie Los Vigilantes de la Playa y me dije voy a intentarlo, soy surfista ¿porqué no voy a poder ser socorrista? Empecé por probar, me gustó y me metí directo.

Tuve a mis mentores que me dijeron ¿tú surfeas? Si. Pues adentro. Era voluntariado. La época de Willy Uribe y otros mayores. Allí nadadores o surfistas había unos cuantos en Sope. Te pagaban sesenta mil pesetas en dietas y trabajabas del quince de junio al quince de septiembre todos los días de diez a ocho.

¿Qué te llevó a continuar por ese camino? Porque a nivel académico-profesional vienes del entorno del Marketing.

Pues porque en ese mundillo no me gustaba el planteamiento a base de objetivos puramente, de trajes y corbatas. Luego me hice profesor de Marketing en distintas academias con el enfoque que yo creía que servía. Pero el Mar es el Mar.

¿A qué países has viajado haciendo surfaris?

Perú, Indonesia dos o tres veces, Maldivas también tres veces. Además viví en Bundoran, Irlanda un tiempo. En Costa Rica he estado seis veces y en Puerto Escondido y México.

¿Cómo se ve el surf a través de los ojos de un socorrista?

Yo lo veo como todo negativo. ¿Qué significa? Que si yo estoy en el agua y estoy con alguien ya empiezo a pensar cómo sacamos a esa persona. Por ejemplo si un amigo estaba surfeando conmigo y no le veo. ¿Se ha ido a la ducha o dónde ha ido? O ¿está tumbado flotando boca abajo por ahí? Incluso después de haber comido una serie increíble me mido a mí mismo las pulsaciones.  

A veces te vuelves un poco paranoico con esas historias. De hecho alguna vez he visto mirando a derecha e izquierda que uno se ha tirado de la tabla y ha empezado a nadar. Y pienso, ya está, ya tengo un rescate. Este año rescates a usuarios, surfistas experimentados o no, no lo sé, he tenido ya tres. Y se de más.

Yo tengo el faro. Una vez que eres socorrista tienes “el faro”. Un día en Sope había un señor flotando boca abajo. Llevaba ya un minuto. Llamé a los socorristas, salí como una exhalación a por él y de repente se levanta. Estaba haciendo una apnea entre la gente.

¿Cuál era tu papel en el campeonato de olas grandes de Punta Galea?

Yo en La Galea soy un socorrista. Por las características de la ola, si alguien tiene politraumatismo o parada va a estar en la orilla, al margen del trabajo de las motos en el agua, está claro. Decidimos meter un dispositivo abajo. Hace dos años estábamos dos socorristas y este año hemos estado tres.

Sucede que los pros no quieren salir. Si vamos a actuar nosotros es que están muy mal. Por ejemplo Ramón Navarro el chileno no paró de comer y comer y no salió para nada. Iba para adentro. No quería dejar la competición. La competitividad, la superación y las motivaciones a nivel esponsorización-económicas me imagino. Viven en un mundo muy difícil de mantener a nivel profesional y tienen que currárselo. Es su vida y la verdad es que se la juegan.

¿Cómo se coordina una vigilancia en un campeonato así?

Juan Carlos Ureta, que es el director de seguridad y amigo mío, con el que estoy compartiendo conocimiento y experiencias continuamente, fue el que diseñó el dispositivo. Es especialista en ello, es su profesión. Estuvimos hablando con Javi Amézaga como organizador del evento. Para ello se imagina el peor escenario que podría suceder. Por ejemplo seis surfistas en una manga, los seis comiendo, cuántas motos tiene que haber, etc. Los que han venido son algunos de los mejores del mundo y gente de aquí muy buena como Jesus, Renovales y compañía. Y sumando otros dispositivos en la orilla y helicóptero, ya que la Galea es inaccesible a las ambulancias. Si un día pasa algo abajo en La Galea va a ser una situación muy complicada porque el acceso es muy complicado. El simple hecho de recuperar las tablas es muy difícil. No es un acantilado normal.

¿Cuál es tu mejor recuerdo surfeando?

Pues por ejemplo un día en Sope, de estos de mares del norte que vienen con nieve y todo, diez de la mañana, cero grados, helador y yo solo en el agua.

¿La derecha o la izquierda?

Eso da igual. La que venga. Eso me hace vivir. En Bundoran recuerdo días solo, no entraba nadie allí. En invierno puro y duro pensando ¿qué cojones hago aquí? Pero luego me iba a tomar unas pintas y pensaba que bien.

Por lo que me has contado antes ¿estás más tranquilo en el agua cuando surfeas solo? ¿Solamente te tienes que preocupar por ti mismo?

Si señor. Si. Me encanta surfear solo. Lo cual no es nada aconsejable. Es una paradoja.

Un día Jonan lehendakari (presidente en euskera). ¿Qué leyes derrogarías o aprobarías?

¡La que liaría! Como la que liarías tú. Yo sería tecnócrata. Cogería especialistas en cada campo y que diseñaran cada cosa, no a políticos. En la economía, seguridad, en todo. Comités de sabios. Lo que hay que hacer es algo a largo plazo, no cada cuatro años cambiarlo todo.

Pues yo te voto. (risas).

Consejos a los surfistas. Es bastante habitual que un surfista se convierta en rescatador eventual. ¿Qué pautas generales recomendarías?

Actualmente soy formador de Cruz Roja, preparamos a todos los socorristas de Bizkaia. Como hicimos en el curso de seguridad en olas grandes con Andoni Fernández Ostolaza como organizador, al cual estoy muy agradecido, las pautas que nos poníamos no se pueden improvisar. Es muy importante practicar y formarse. Lo primero es pedir ayuda, sacar a la persona del agua y luego evaluar. Y el autoaprendizaje continuo. Si vas en una tabla lo ideal es subir a la persona en la tabla y el otro empujar con la patada de estilo braza. Dejar la vía aérea despejada es vital.

Practicar con tus amigos. Como un juego. Oye, ¿cómo me sacarías tú a mi? O ¿cómo me llevas diez metros?

Yo al primer surfista ahogado lo ví con cuatro años. Estaba con mi padre y lo sacaron blanco. Un médico consiguió reanimarlo y se me quedó grabado. Entonces me pregunté ¿esto qué es? ¿cómo funciona? Había salido. El peor RCP (Reanimación Cardio Pulmonar) es el que no se hace. Como consejo a surfistas diría que lo practiquen. Que se metan en internet que hay mucha información y si no que acudan a un curso. Estoy preparando un libro sobre el tema.

¿Pasa poco para lo que podría pasar?

Hay una virgen en cada playa del mundo. En escuelas, en free surf, en Big Wave, se ve cada hostia que dices ¿Cómo sale este de esta? Si, hay poco para lo que podría pasar. Gracias a lo que sea o a quien sea. De ahí arriba o de ahí abajo.

Al viajar conocerás a otros socorristas de otros países. ¿Intercambiáis información? ¿Hay camaradería?

En general si. En Francia yo aprendo mucho, les veo mucho. Les espío. En Costa Rica el planteamiento está muy bien, porque son gente que la sacan de la calle para que hagan algo bonito, evitar que se metan en problemas y subirles la autoestima.

Me comentaste una anécdota con los socorristas de Costa Rica. ¿Qué pasó?

Estaba con mi mujer dando un paseo por una zona donde ya conocemos a los socorristas. De repente me vino un niño diciéndome que había una niña ahogada. Corrimos unos tres kilómetros hasta allí en una playa larga. Resultó ser un grupo de palmeros, gente con machetes.

Un niño y una niña estaban jugando en las orilleras y entre ola y ola y la corriente la niña se ahogó. Estaba fuera en la playa, me ofrecí para hacerle el RCP pero eran muy religiosos y me dijeron que no la tocaba bajo ningún concepto. Claro, veinte tíos con machetes pues no es cuestión. Insistí, no querían y pensé que putada, no puedo hacer nada.

El caso es que el padre la cogió, la empezó a abrazar y darle unos arrumacos super fuertes mientras caminaba hacia las palmeras donde tenían los vehículos. A base de esos abrazos tan fuertes la niña empezó a vomitar y la salvó. Vino la ambulancia, la estabilizaron y vivió. Si ese padre se hubiese puesto a rezar se acabó. Repito, no hay peor RCP que el que no se hace.

¿Cuál ha sido tu peor día?

Hay mogollón. Son iguales. Cuando se muere alguien. Te lo llevas a casa. Yo ya tengo cierta experiencia y me lo llevo igual pero alguno de los chavales sos que tienes a tu cargo se llega a derrumbar. Querían seguir intentándolo. Pero lo intentas y no puedes. Por mucho que lo intentes la gente a veces se muere. Es inevitable.

Hace dos años surgió un RCP estando yo coordinando, gestionando la situación (materiales, dea, policía, ambulancia, helicóptero) salió mal, no se pudo reanimar a la persona y la situación me la llevé a casa conmigo.

Incluso me entró insuficiencia respiratoria. Lo somaticé de la mente al cuerpo. Y fue la primera vez en mi vida que me pasaba. Olas perfectas en Francia, metro y medio tubero y no era capaz de acercarme a la orilla. Elenita, mi mujer, que también surfea, me ayudó mucho a darle la vuelta. Me decía Jonan, con lo que tú eres, no flipes… y me acompañaba a la orilla con una botella de agua, porque tragar me ayudaba a abrir la garganta. Se me ponía una bola con mucosidad y todo. Era algo tangible físicamente. Entré a menudo yo solo para recuperar la confianza pero no fue fácil.

¿Cuál ha sido tu mejor día?

Cualquier rescate es una inyección de adrenalina maravillosa. Incluso a veces para el rescatado. Si lo haces dentro de una situación controlable e informando a la persona de cómo lo vamos a hacer y cómo vamos a salir, tranquilizándola, incluso puede llegar a disfrutarlo.

Hace poco, en invierno me vino una señora llorando porque llevaba años buscándome para darme las gracias por un chaval que hacía corcho que rescaté. Casi me puse a llorar yo también. Me dejó bastante flipado.

¿Guardas relación con alguien que hayas rescatado?

No.

¿Es desagradecida la gente?

Durante un rescate es normal porque la situación les supera. Pero en el día a día si. Quiero incidir en ello. A nivel social no se respeta ni al surfer ni al socorrista. Aquí se tiene la percepción de que es un tío que está morado y ya está. Cuando por ejemplo hay unos surfistas que han desarrollado una piscina con olas que se vende por todo el mundo, o esta revista que lleva más de veinticinco años funcionando cuando muchas están cerrando, etc… Si vas a otros países se valora mucho más, como en Australia. Quiero remarcar en que aquí no se educa al respecto. Ana Urrutia por ejemplo comenta cosas pero es por su propia iniciativa.

Ayer por ejemplo día de treinta grados, se juntaron todas la variables buenas y malas en una playa. Sol, calor, olas, escuelas, bañistas, free surfers. Todo el mundo se quejaba a los socorristas. Y nosotros a tragar. Lo que no suele ver el bañista es que seguramente ese surfista o socorrista te va a sacar si estás en problemas.

Las instituciones deberían hacer mucho más. Darle más importancia-nivel a la formación, además de calidad y medios.

¿Tienes creencias de algún tipo?

Si, soy cristiano. Creo que hay algo por ahí. Pero tengo una mente abierta. Me parece interesante la Teoría de cuerdas. Creo más en la humanidad, aunque a veces sea muy difícil, que en la religiosidad.

Recientemente hemos visto el ataque de un tiburón blanco a Mick Fanning. ¿Has tenido experiencias con animales peligrosos?

Tuve un tiburón peregrino a mi lado de unos 5 metros en Maldivas que aunque no sea carnívoro había pegado un buen aletazo a otro chico. Allí mismo bajando en apnea hay una zona de coral donde hay un montón de tiburones, puedes ver doscientos juntos en el mismo lugar, es impresionante.

En Costa Rica he estado en el agua con otro tiburón y un cocodrilo. Pero mi mujer tuvo un cocodrilo asomándose justo al lado de su tabla. Sacó los ojos y ella asustadísima poco a poco giró hacia la orilla, levantó las piernas y se fue remando sin chapotear. No le atacó.  

Y es algo a tener en cuenta porque allí los cocodrilos están empezando a morder. Dicen que en ese caso hay que agarrarse a la tabla para que vea que no puede contigo. Un chico lleva una pierna biónica como resultado de un ataque. Normalmente están en las desembocaduras de los ríos en época de apareamiento. Los que son rechazados se van a la playa. Y encima están sin aparearse, están de mal humor. Eso es lo que cuentan los locales al menos.

¿Te gustaría enviar un mensaje a los lectores de la 3sesenta?

Que intenten aprender temas de socorrismo porque va en el beneficio de todos. Puede que haya uno que sepa un montón pero si a ese le pasa algo cómo le van a sacar a ese. Es un bien social. Incluso aunque te caiga mal el que está en apuros le vas a sacar. Porque me ha pasado. Y después igual no os lleváis tan mal y os tomáis unas cervezas. Y ya tienes un amigo más.

Nos quitamos las tonterías, de que si uno tiene más dinero que el otro o surfea mejor. Cuando ves que la gente se muere todo eso no importa.

Zorionak Jonan por todo lo que haces. Un placer y todo un aprendizaje.


Eskerrik asko, el placer ha sido mío.