650 Liburudendak. Librerías.

Hace muchos años me di cuenta de que las librerías escondían tesoros. Lo descubrí al comprarle una national geographic de principios del s. XX a un usurero librero por 6 euros y al llegar a casa encontré un gran mapa mundi plegado pulcramente en su interior. Es más, yo diría que fui el primero en desplegar ese mapa. Si el uraño librero lo hubiera sabido habría cobrado mucho más. Pero no me refiero a tesoros físicos, sino a los sueños y viajes que esos libros aparentemente inertes nos guardan. Me repito una y otra vez, lee, lee y sigue leyendo, así se aprende mucho, y se disfruta.

En una escapada poco habitual que me separó de la costa por unos días me reencontré con la montaña en los alrededores de Jaca. Me deslicé por la nieve como hacía mucho y recordé una sensación prima del surfing, muy placentera. Respiré hondo allí arriba.

Al atardecer, después de haber pasado por delante varias veces me decidí a entrar. Era una librería pequeñita pero con algo muy especial que me atraía. Me paré. El pequeño escaparate y los títulos que había me invitaron a entrar. Los distintos libros colocados en las estanterías con acierto de cara al visitante, apoyados en sus amigos clasificados por el lomo, invitaban a recorrer con calma toda la estancia y a elegir bien.

El lugar era acogedor, la luz cálida. Tras una cortina salió la dueña, el polo opuesto a aquél mercenario de libros y vendedor de revistas usadas, una chica muy agradable con la que conversar sobre libros, lectura y las diferencias y similitudes entre los que vivimos en la costa y los que lo hacen junto a la montaña. Fácil.

Finalmente salí de allí navegando sobre el Endurance, de "La aventura antártica del Endurance (F. A. Worsley)" para dirigirnos después hacia Troya de "La Ilíada (Homero)".

Grácias a la chica de la librería Calibo en la calle Campoy Irigoyen 6, además taller de encuadernación y restauración, no dejéis de visitarla en la parte vieja de Jaca.