dimarts, de novembre 19, 2013

1.217 -20m.


Gau on kukuoyentes de esta emisora imaginaria.

Durante los últimos veranos he adoptado una actitud muy relajada respecto al surf. Evitando a menudo la masificación playera me salto días de surf por ir a bucear.

La paz en verano, para mí está ahí abajo. Oxigenarte bien flotando en la superficie, relajarte, atrapar una última bocanada y empezar a bajar con movimientos rítmicos, pausados. Observar ahí abajo agarrado a una roca. Mantener la concentración compensando el efecto de la presión en los tímpanos.

Pero por mi cuenta nunca bajaba más de seis o siete metros. Un día del pasado agosto, vino conmigo mi hermano, que durante años ha hecho pesca submarina bastante en serio.

Como un juego, dejaba caer su fusil al fondo atado al cable de la boya naranja. Poco a poco fuimos haciendo inmersiones medianas para recuperarlo.

Fuimos un poco más atrás de la isla de Santa Clara. A un banco de arena que conoce. A un lugar con mayor profundidad.

Tras varios minutos de respiraciones mi hermano comenzó a bajar. Respiré una vez más y comencé mi inmersión para seguirle. Brazada, patadas, compensar, tranquilo; brazada, patadas, compensar, tranquilo; brazada, patadas, compensar, tranquilo...y así, hasta el fondo. Estaba transparente, me sentí bien y me agarré a una roca ya que íbamos sin plomos, solo con máscara y aletas.

Vi a mi hermano allá abajo. Hacía un frío agradable en el fondo y un durdo curioso se acercó a investigarme.

Soltamos nuestros agarres y volamos juntos lentamente de manera mágica hacia la superficie sin esfuerzo alguno. Miré hacia arriba admirando el gran bloque de agua que teníamos sobre nosotros. Llenamos de aire nuestros pulmones y sonreímos. Habíamos bajado veinte metros. Nunca lo habría conseguido sin entrenamiento (cuanto ayuda el Yoga!) y sobre todo sin mi hermano. Lo mejor de todo es que surgió de forma espontánea, que es la mejor manera de la que salen los retos, cuando estás relajado.

Un día muy especial que me hizo tener otra perspectiva del océano. Ondo ibili kukureaders!

divendres, de novembre 15, 2013

dimecres, de novembre 13, 2013

1.214 Laguntza pixka bat. Un poco de ayuda. A little help.


Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria. Nuestros amigos Gerry & Margot de Margaret River tienen un precioso proyecto. Van a trasladar su estudio artístico de cristal a su casa en el bosque. Allí hay un gran terreno donde desarrollar creaciones e invitar a otros artistas.

Para ello necesitan un poco de ayuda. En el link podéis ver cómo. Desde tan solo 15 dólares (10 si estáis en Australia) recibiréis una pieza de cristal del genial Gerry Reilly.

Eskerrik asko. Ondo ibili kukureaders!

http://www.pozible.com/project/173327

Good morning kukulisteners of this imaginary station. Our friends Gerry & Margot from Margaret River have a beautiful project. They are going to move their artistic glass studio to their house in the forest. There is a big space there where to develop creations and invite other artists. 

They just need a little help to make it. Following the link you will find out how. From just 15 dollars (10 if you are in Australia) you will get a glass piece made by the great Gerry Reilly. 


Thank you very much. Ride on kukureaders!


http://www.pozible.com/project/173327

dijous, de novembre 07, 2013

1.212 Un riojano en Waimea. Nicolás Ortigosa. Elkarrizketa. Entrevista. Interview.








Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria.

Tuve el placer de trabajar con Nicolás este verano. Nos conocimos y como surfistas nos contamos nuestras batallitas.

Cuando me enteré que procedía de una zona no costera y que había llevado su surf tan lejos como hasta Waimea, supe que tenía que entrevistarle.

Desde aquí me gustaría darle las gracias a Nicolás por recordarnos, en una sociedad donde la imagen tiene un valor desproporcionado a todo lo demás, porqué surfeamos.

Espero que disfrutéis la entrevista.

Quizás, más de uno después de leerla, decida desempolvar su pintxo y entrenarse de nuevo para estar ahí fuera una vez más.

Ondo ibili kukureaders!


Un riojano en Waimea. Entrevista a Nicolás Ortigosa Yoldi.

Por Jabi Iraizoz.


¿Qué hace un riojano pillando olas grandes en Waimea? Pero antes, ¿cómo fue tu acercamiento a la costa?

Yo nací en Logroño en el 83 y de toda la vida he sido veraneante en Zarautz y de ver a la gente aquí me fui aficionando al surf hacia los quince años. Mis hermanos que son mayores que yo también surfean.

¿Y cuando estabas en La Rioja, echabas de menos las olas?

¡Claro! Siempre que podía o me dejaban me acercaba. Logroño no está tan tan lejos. A veces había inviernos que no podía venir hasta primavera. Me imaginaba el mar, tenía morriña. Pero claro, era un chaval y no tenía la independencia de poder moverme cuando quisiera.

Siempre me he sentido muy bien en el mar y siempre me ha atraído muchísimo.

¿Cuándo empezaste a interesarte por las olas grandes?

Sobre todo viajando. Indonesia me marcó en ese aspecto. Me sentía cómodo en esas condiciones y poco a poco fui cogiendo confianza en mi mismo. Estuve un par de meses allí y me cuadró mucha continuidad de marejadas. Lo que hacías una semana a la siguiente lo notabas y a la siguiente si había otra marejada más fuerte lo notabas más.

Cuando volví aquí tras ese viaje estaba muy pendiente de ir a Roka Puta, pero esa constancia de mar no era la misma. Hablamos de que aquí rompía así cada tres meses. Fue un parón. Aquí pasamos de cero a cien de repente y luego no sabes cuando va a volver a entrar grande.

¿Cuál fue tu primer pintxo?

Un gun Rawson 84.

¿Y tus primeras olas grandes?

En Roka Puta he tenido mis baños. Aunque nunca he terminado de conectar con esa ola. Quizás por ese tema de la continuidad. Ha sido siempre muy abrupto. Por la zona de Parlamentia, Avalanche algún día. Esa zona me gusta más porque tienes esa entrada, el canal, tienes más escape.

Roka Puta tiene baños muy difíciles y yo tampoco soy un surfista profesional. La escapatoria a veces es difícil allí. Además nunca sabes donde va a caer. De repente la corriente te puede coger, igual estás bien y de pronto entra una serie en mar abierto y te caza o te metes demasiado dentro, hay factores de mucho riesgo.


 ¿A que destinos has viajado?

En Indonesia estuve dos meses y el año pasado estuve en Hawaii otros tres.

¿Cómo son las olas en Hawaii?

Tienen muchísima fuerza. Mucha brutalidad. El Mar es muy poderoso. Difícil de ver así en cualquier sitio. Y se nota mucho en el ambiente. Está todo muy direccionado al oceáno. Se vive la tensión de que en cada baño hay un riesgo altísimo. Que se nota que te estás jugando la vida. Superpoderoso.

¿Cómo fue tu experiencia con la olas grandes en Hawaii?  ¿Llevaste tus tablas?

No. Fui sin tablas. Me compré un 99. Yo tenía Waimea en la cabeza y tienes muchas imágenes en la mente pero claro hasta que no ves aquello no sabes. Físicamente estaba bien. Empecé a surfear mucho en Sunset. Empecé a coger confianza conmigo mismo y la tabla que era un pintxo clásico con bien de volumen, quillas fijas y me empecé a sentir muy bien. Había ido solo y tenía como objetivo surfear Waimea.

Allí cuando no hay mar se está esperando que entre en breve. Sabes que no va a durar mucho la calma.

¿Cómo fue tu primera sesión en Waimea?

Pues fue por la mañana. Me desperté, cogí la tabla y la bici, crucé el North-Shore y me dirigí a Waimea. Aquello fue todo un ritual. Mucho respeto. Y nada, empecé a entrar, entré bien y de repente vi esos muros de agua de entre 3 y cuatro metros. Había bastante gente pero muy bien, estaba todo tan al límite que la gente estaba tan concentradaera muy consciente de lo que estaba haciendo.

Pero en Waimea es tradición coger varios surfistas la misma ola, ¿cómo funciona?

Es complicado porque en el take-off se pone tan vertical que a veces es incontrolable que se te vaya un poco la tabla y no le des al de al lado. Son cosas que pasan.

Pero estar allí es algo mágico.  Hay gente muy preparada y con mucho nivel. Pero acabas formando parte de ello. Es lo bueno de ir con tiempo a estos sitios. Que al final te vas nutriendo de todo ello. De repente coges una de esas olas, la bajas, miras hacia arriba y ves todo el muro y piensas Lo he hecho.

¿Cómo dormiste aquella noche?

Tenía mucha adrenalina, mucha tensión. Al fin y al cabo era un sueño hecho realidad. Satisfecho por haber cumplido un objetivo que me había marcado.

¿Volviste a entrar allí?

Si, unas semanas más tarde. Estaba más grande y más potente. No se celebró el Eddie Aikau porque no tuvo la constancia durante todo el día. Pero recuerdo estar en el agua y ver picos enormes. Las series estarían entorno a los cinco metros.

Waimea es un sitio que o remas como una bestia y vas o si vas a medias te juegas el tipo. Si vas muy bien colocado justo ese momento en el que se pone la ola más doblada, más vertical puedes aguantarlo bien. A poco que vayas un poco retrasado la tabla te coge aire abajo y sales volando.

Si notas que vas a ir y te lleva, dale a tope y echa bien el cuerpo hacia abajo. Por eso cuando vemos vídeos vemos tantas tablas volando porque cuando se pone vertical coge aire. Y por eso el bottom se alarga tanto, sales disparado con tanta energía.   

¿Qué hiciste con la tabla cuando ibas a regresar?

Allí se quedó. La volví a vender. Sentí que su lugar pertenecía allí. Lo importante venía conmigo.


¿Tienes alguna anécdota que contarnos?

Más que anécdota yo destacaría el ambiente que se respiraba en Sunset respecto a los surfistas más mayores, de más de sesenta años. Gente que aguanta el tipo. La nobleza de la gente que se va haciendo mayor y sigue retándose en olas grandes. Aunque no coja ni una ola. Pero esa sensación del hombre y el Océano, aunque esté con su pintxo sentado viendo pasar series.

Me quedé mucho con esa sensación. No el hecho ya de coger olas o hacerte tubos o lo que sea, sino esa sensación de poder seguir siendo parte de eso.

Yo vi personas que habían transcendido un poco lo que es el surf. Que cogían su tabla, se sentían surfistas e iban al Océano. Todo lo demás es algo que puede suceder. Pero lo importante es esa conexión.

Es una lección de vida. Aprender de ellos. Que no pasa nada porque un día no pilles una ola. Es algo que me gustaría recalcar, que cada surfista tiene su trayectoria y no hay que compararse con ningún otro.

¿Qué te dicen en La Rioja cuando saben que surfeas y que has estado en Hawaii?

Pues claro, hablas de surf en Logroño y se sorprenden. Ahora poco a poco va saliendo más gente surfista de allí. La gente más mayor te pregunta ¿Pero que es esto que haces? ¿Qué has hecho en Hawaii? Les impresiona mucho. ¿Qué haces en esas olas? Risas. Un riojano surfeando en Waimea pues no es muy habitual que digamos.

¿Quieres lanzar un mensaje a los lectores?

Un saludo y ¡nos vemos en el agua! A seguir evolucionando con todo lo que se pueda.


dilluns, de novembre 04, 2013

1.211 Itsasoko indarra. La fuerza de La Mar. The strength ot the sea.

 Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria.

Ayer por la mañana mi amigo Álvaro paseaba por la playa de Gros, seguramente con su perro.

Vio a dos chavales con tablas entrando junto al espigón. La enorme corriente que se forma en ese punto (al igual que en las rocas de Monpás) les llevó a gran velocidad hacia Mar adentro. Hicieron algo que no hay que hacer nunca, saltar de la tabla. ¡Es tu salvavidas! Si hubieran buscado la espuma de las olas que vuelve hacia la playa habrían salido solos. Desconocimiento total de la playa.

Mi amigo llamó al 112 viendo la escasa experiencia de estos dos chicos y la situación de creciente peligro. Ellos se subieron a las rocas, cometiendo otro error al subirse a la parte alta del espigón con el riesgo de recibir el impacto de las olas que saltan desde el río. Llegaron los bomberos con una moto de agua y los llevaron de vuelta a la playa con un desenlace feliz esta vez. Tuvieron suerte de tener la marea más bien baja.

La playa de Gros cuenta ya con una buena lista de muertos en su haber. Para enfrentarse a olas grandes hay que tener mucha experiencia, estar en una excelente forma física y mental. Conocer La Mar, conocer tus límites, respetar la fuerza de la naturaleza.

Todos hemos hecho algunas burradas pero el problema está en cuando tú, con tu inconsciencia pones en peligro la vida de otras personas. Cuando alguien tiene que venir a rescatarte, cuando tú ya no puedes salir por tus propios medios.

La playa de Gros es surfeable hasta entorno a los dos metros, algo más quizás, cuando pasa de esa barrera es impracticable y hay que buscar rompientes que aguantan ese tamaño.

Espero que hayan aprendido de la experiencia. Felicidades a los bomberos, entre los cuales me consta que hay alguno surfista. Y felicidades a mi amigo Álvaro por reaccionar a tiempo. Tirón de orejas para los dos chavales.

Personalmente surfeé el sábado en condiciones fuertes pero no extremas para ir entrando en la temporada en otro spot que aguanta más tamaño que Gros. Me dieron el alta del brazo y cada vez está más fuerte, aunque puedo llegar a tardar dos años en recuperar toda la masa muscular. Buenas sensaciones, largas remadas, take-offs verticales y wipe-outs profundos con mi amigo Borja. :)

Ondo ibili kukureaders!







1.210 Txerra. Pikua.