dissabte, d’octubre 23, 2010

765 The terrible story of the killer mangos. La terrible historia de los mangos asesinos.



Odeiaren bidaia 15. El viaje de Odei 15.

Era una oscura y lluviosa noche en Indonesia. En mi pequeña casita junto a la selva, cerca de la costa, escuchaba un programa de misterio a través de mis auriculares. La voz de Iker Jimenez relataba historias inquietantes en mi reproductor de audio. Me estaba quedando dormido así que lo apagué. Fuera, la fuerte lluvia dio una tregua. Abrí un ojo, un ruido en el tejado. Mmmm, no será nada. Me revolví entre la sábana y volví a mi sueño. El ventilador de pié rotaba sobre si mismo moviendo el aire de la habitación. Vibraba y hacia ruido.

Otro sonido extraño. Ojos abiertos. Me levanté y apagué el ventilador. Milenio 3 en la radio había sembrado una atmósfera intranquila en aquella habitación. Esta vez provenía del baño, justo en el lateral que daba al monte. Allí había un ventanuco con una red anti-mosquitos. Paranoia. Rayante.

Esperé unos 45 minutos, desvelado. Respiré en calma mirando al techo, intentando tranquilizarme. 2:30 am. Insomnio. Cuando estaba comenzando a conciliar el sueño un terrible estruendo me hizo saltar de la cama con los puños cerrados y dirigirme al cuarto de baño. Encendí todas las luces y en calzoncillos grité hacia el exterior a través del ventanuco -quién anda ahí? Ya no había duda alguna. Algo grande se estaba moviendo ahí fuera. El ruido había sido demasiado fuerte y no podía ser una simple imaginación. Quizás algo o alguien intentaba entrar en mi casa. Cogí la ducha y solté un gran chorro de agua hacia el exterior para auyentar al intruso. Volví al cuarto y agarré mi navaja sin abrirla. Salí al porche y encendí la luz. Esperé un cuarto de hora preparado para cualquier cosa, con los brazos abiertos, preguntándome que demonios surgiría de la oscuridad, a qué tendría que enfrentarme en aquella escalofriante noche.

Aguanté en esa postura, en guardiadurante 10 minutos más, hasta que decidí sacar de la cama a mi vecino, Jordi. Toc, toc, toc..Jordiii. Salió somnoliento. Le dije: Jordi, no se que hostias, pero hay algo ahí atrás. Han pegado unos golpes del copón en mi ventana del baño, para mi que alguien quiere entrar. No se que hostias! Esto no es normal. Jordi intentando procesar la información no se movía de su porche intentando abrir los ojos. Me dijo -espera. Entró y salió con su navaja. Los dos, piedra en mano, navaja en la otra, nos dirijimos a la parte de atrás en gayumbos por el caminito que separa las dos casas. -¿tienes bambas? Me preguntó Jordi. Paso de las bambas, yo voy descalzo, tenemos que ver que hay ahí detrás.

Llegamos a la esquina y comprobamos que había un pequeño andamio de madera justo a la altura de mi ventana del baño, junto al gran árbol. Todo cuadraba. Estuvimos así un rato y no sucedía nada. Decidimos volver a la cama. ¿Quieres venir a nuestra casa a dormir? Bah, da igual, tengo una piedra tranquilo. ¿Seguro? Si, me voy a dormir. Si pasa algo te aviso. Vale.

En la cama me estaba empezando a dormir cuando escuché. Odeeei, Odeeeeei. Salté de la cama otra vez. ¿Qué pasa?!!! -pensé que ocurría algo grave- Cuando salí me encontré a Jordi y Juli en su porche. Que si quieres venir a dormir con nosotros..ahora no podemos dormir nosotros. Va vente, que tenemos miedo. Así todos juntos por si pasa algo mejor. No queremos dejarte ahí solo. -Venga va. Pillé mis cosas de valor, cámara, portatil y pasta y me trasladé a su habitación. Ellos dos en una cama y yo en la otra conciliamos el sueño. Un nuevo estruendo, esta vez de fondo me despertó solo a mí. Volví a cerrar los ojos y pensé que aunque entraran en mi casa no se podrían llevar nada valioso. Me dormí..

Al amanecer, con Juli y Jordi aún dormidos me trasladé a mi casa. Todo estaba en órden. Me dormí como un tronco. Cuando me levanté fuimos a investigar detrás de la casa. El gran árbol era un árbol de mangos. Los ruidos, eran de las grandes frutas cayendo al tejado y rodando por él hasta la pared del baño, acto seguido golpeando el suelo, ayudados por la lluvia. El andamio, era precisamente para subir al árbol y recolectarlos por los dueños del hospedaje. Así pues ¿misterio resuelto?

La próxima noche que escuchéis extraños ruidos en vuestro tejado, quizás, solo quizás, sean los mangos.

6 comentaris:

Anònim ha dit...

uffff... que intriga... me has tenido acojonadita hasta leer el final de la historia... jajajaj me imagino que ahora pasarás de comer mangos ... este iker jimenez acojona hasta a miles de kilometros... mandale la historia que seguro que se echa unas buenas risas. muxusss aventurero!!

nuna

iago. surfercosmovision ha dit...

jajajaj... interesante historia de terror vegetal...

pasarlo muy bien y cuida de mis amigos Jordi y Juli!!

ferran ha dit...

jajajaja es que los mangos indonesios son muy cabrones!!!

Anònim ha dit...

JAJAJAJAJJA eso es de no usar el MANGO!!!!!!!! siempre acojona!!!!
un abrazo
Ioni

Anònim ha dit...

Qué pasa Mango Man!!!!!!Muy bueno te imagino perfectamente en acción!!!!jejejeje
Ondo izan
laister arte

Anònim ha dit...

el de Mango Man era Segun

Cuídate tio!!!!!!!!!!
Seguimos sufriendo zoriontsu tras zoriontsu,vuelta de tuerca, grrrriiiiiii,griiiiiii
un abrazo