dilluns, de desembre 12, 2011
951 101m
Gau on, buenas noches kukuoyentes de esta emisora imaginaria.
Acudíamos desde nuestro hostal-refugio en la montaña junto a las olas a la pequeña biblioteca municipal de un pueblecito de Nueva Zelanda llamado Raglan. Aprovechábamos que algún huésped iba a acercarse al pueblo para hacer la compra de la semana para ir con él y sinó nos prestaban alguna de las grandes furgonetas del alojamiento durante un par de horas.
El edificio era pequeño pero con buen aspecto. Y las mujeres que gestionaban la biblioteca lo hacían de manera amable y eficiente. Junto a la puerta, en el exterior había un carrito con libros a la venta a precios muy asequibles.
En el interior, tras superar el mostrador, tres ordenadores de uso público con conexión a internet gratis, cuatro pasillos de libros para adultos: novelas, historia, geografía, deportes, arqueología, fauna, guías de viaje, expediciones, etc...En la esquina un rincón de libros para los niños con juegos y mesa y sillitas a su medida. En el otro extremo una mesa y butaca perfectas para leer. Y junto a la ventana, una alargada mesa para viajeros con sus ordenadores portátiles donde podían conectarse a la red wireless.
Los usuarios de estos servicios eran tanto locales como viajeros de paso, maories como descendientes de europeos, niños y adultos. El ambiente de pueblo era muy agradable e invitaba a leer.
En esa parte de la sala principal había un revistero en donde se mostraban las portadas de las principales revistas y diarios kiwis (neozelandeses). Esperaba a un amigo y elegí una. Me llamó la atención la portada. El titular era impactante y la fotografía de portada en blanco y negro muy hermosa:
THE 100 m MAN (EL HOMBRE DE LOS 100M).
El hombre de los cien metros no era otro que William Trubridge. Este apneista kiwi había conseguido alcanzar el 16 de diciembre de 2010 los 101m, convirtiéndose en la primera persona en superar a los 100 metros de profundidad sin asistencia en el buceo en el Agujero azul de Dean en Long Island en las Bahamas.
Su relato iba narrando las sensaciones que iba teniendo en las distintas fases de profundidad y el enorme ejercicio de autocontrol que debía ejercer, manteniendo a raya los impulsos del cerebro que piden oxígeno a gritos, las convulsiones y el desvanecimiento.
Estas palabras de Umberto Pelizzari, su entrenador y uno de los más grandes apneistas de la historia, me llamaron mucho la atención:
Quizás porque con el surf nos conectamos también con el océano. Y porque en muchas ocasiones dejamos la superficie de las olas para sumergirnos en el silencio y aguantar la respiración. Pienso mucho en la apnea y procuro practicarla. Si quieres surfear olas grandes es algo definitivamente a tener en cuenta.
La gran diferencia reside en que cuando surfeamos vamos con las pulsaciones disparadas. Los 2 o 3 minutos que con calma y concentración podemos alcanzar en una situación de tranquilidad, en un escenario de surf, son imposibles. Diez o veinte segundos con el corazón desbocado son una verdadera eternidad.
Creo que el tiempo máximo que he llegado a contar en un revolcón bajo el agua son 9 segundos. Pero en algunas caídas, en algunas olas he notado que la ola me bajaba hasta un abismo oscuro, en algún rincón del fondo, y durante varios segundos, he notado calma.
Buceando, he bajado unos pocos metros, entre cinco y diez, y he jugado a agarrar el reef y aguantar un par de minutos. Observar a los peces acercándose te ayuda a olvidar el tiempo. Y no se lo que será, si química del cuerpo o la paz del alma sin ruido que la moleste, pero cuando esa sensación sucede, es inigualable. ¿Qué tendrá la apnea?
No os perdáis el vídeo del campeón William Trubridge en su descenso y récord de los 101 metros. ¿Cuanto aguantáis vosotros? Os animo a que aguantéis la respiración a la vez que veis el vídeo. ¿Tenéis alguna experiencia interesante relacionada con la apnea? Envianosla a olatuak@gmail.com
Os dejo con el hombre de los 100 metros. Ondo ibili kukureaders!
VIDEO (CLICK!).
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3 comentaris:
Yo ayer hice algunas de las apneas "no voluntarias" más largas de mi vida al comer varias series descomunales! Aunque a veces puede ser una sensación agobiante, intento relajarme y disfrutar de la fuerza del mar mientras hago la lavadora humana bajo montañas de espuma.
Saludos, SF
Y no es nada fácil amigo Surflexiones! A ver si nos vemos pronto y me narras tus peripecias por Tahiti.
Un abrazo y como siempre, grácias por leer.
Bonito relato. Emocionan estas acciones de superación personal. El nivel de concentración que ha de tener este tio ha de ser espectacular. Siaaauuu!!!!
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