Lonja de Pacitan. En la playa unos pescadores trajeron dos crías de tiburón martillo y una especie de congrio. Me dio pena por los tiburoncillos, aunque dan miedo por una parte, por otra son pieza fundamental en el equilibrio marino. Alguien dijo una vez, que si el agua tiene sal, hay tiburones. Y tiene que haberlos para mantener la salud de los océanos. La lonja, una fiesta. Muchos pequeños atunes. Los barcos, un milagro de la flotabilidad.
Hemos surfeado varios días seguidos olas buenas de reef, solos y en entornos mágicos. Java me gusta mucho. Aquí, a diferencia de Bali, son musulmanes. Es de noche y llaman a la oración. Atmósfera especial. Seguimos ruta. Seguid en las ondas. Sed felices. Aurrera.
dijous, de novembre 04, 2010
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