dimecres, de gener 14, 2009

369 Labarretan. En el acantilado.




Ayer fue un día de esos con aventura incluida. Afortunadamente no hubo que lamentar daños salvo algunos rasguños insignificantes. Bajamos por el camino "jarto", cogimos solos nuestras olas, fue un buen surfing. El camino hace honor a su nombre, gente con botas de monte y equipadas se lo pensarían dos veces antes de bajar por ese acantilado. Hay cuatro pasos marcados por alguien en la roca quebradiza, carne de desprendimientos. Lluvia. Finalmente bajamos, miré atrás y pensé que era una locura lo que acababamos de hacer, con escarpines y la tabla en la otra mano.

Al volver comprobé que el viejo camino, el "seguro" estaba sepultado bajo un trozo de acantilado que simplemente se derrumbó. Trepé por otra parte del monte para intentar empalmar con la parte superior del camino hasta que por las zarzas, ramas y vegetación apenas podía moverme. Volví a bajar, intenté subir esta vez por la derecha y tampoco pude. Bajé, me caí en el barro. Llegué al pié del camino jarto, miré arriba, arreció la lluvia y en ese preciso momento cayeron unas cuantas piedras desde arriba. Lo interpreté como una señal. No soy supersticioso, era martes 13, pero para no empezar a serlo me metí de nuevo a la mar y remé y remé hasta un acceso bastante más lejano por donde finalmente pude subir.

Después, batallitas en la taberna. Peter se cayó allí una vez y se hizo daño. No vuelve a bajar por ahí desde entonces. Medir, pensar, templar, actuar..

1 comentari:

Anònim ha dit...

cabesaaa pa'pensarrrr, cawensosssss!!!..... anda q te han dejao fino las zarzas... aaainnnn... :)