dimecres, de setembre 12, 2012

1.042 Slab.

Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria.

el dragón
En mis rules por Australia, encontré junto a mi compañero de 4x4 Steph, una ola con la que me quedaba hipnotizado cada mañana al salir de la tienda de campaña en aquella aislada y remota cala. En nuestros días allí, mientras duraron las provisiones de agua y comida, nunca vimos a nadie.

Recuerdo que una mañana, serían las seis, con los párpados aún pegados me mordió una bull ant en el dedo gordo del pié mientras miraba esa ola. Estas hormiguitas llegan a medir cuatro cm de largo.

Sufeamos no muy lejos de allí, descubriendo las sensaciones de surfear una izquierda que no aparecía en ninguna guía y de la que no teníamos ninguna referencia ni información. Esa es una sensación muy especial. De experimentación total, de prueba y error. La sensación del pionero.

Sin embargo esta otra nunca la surfeé. De 10 abrían como mucho dos de ellas. La ola se doblaba sobre un trozo de reef bastante separado de la costa soltando finalmente un espectacular sifonazo. Un gigantesco trozo de ballena putrefacta yacía muy cerca de ella.



el trozo de ballena que inicialmente confundimos con una roca

Su situación, relativamente cerca de Esperance, en el Sudoeste australiano hacía que estuviéramos en aguas del rey de esos mares, el Gran Blanco. Su sombra poderosa planeaba sigilosamente en algún lugar de nuestra mente en cada sesión. Sobre todo en esos momentos en los que te quedabas solo en el pico. Ahí, la respiración lenta y profunda y el pensamiento positivo eran mis herramientas.

No era una ola perfecta. Era rara. Se retorcía y doblaba a veces en un doble labio. Muchas veces no dejaba escapatoria y cerraba. Pero su fuerza y spray hacían que pareciera un dragón. Era digna y especial, fuerte y violenta. Una ola única.