dilluns, d’abril 22, 2013

1.130 Lo dagoen marrazoa. El tiburón dormido. The sleeping shark.


 Egun on kukuoyentes de esta emisora imaginaria.

En mi adolescencia pasé un tiempo en Estados Unidos. Allí conocí a un chico que tenía un tiburón en una pecera en su habitación. Aquél tiburón de casi un metro de largo se retorcía dentro de aquél minúsculo tanque para poder girar. Lo alimentaban con trozos de pescado descongelado en el microondas. Posiblemente había ido creciendo sin control y no sabían que hacer con él. Esto sucedía en Ohio, a unos 700 km de la mar.

Tuve oportunidad de tocar su áspera y fortísima piel, de sentir su musculatura. Cuando lo alimentaban aún mostraba síntomas de su instinto, mordía con fuerza aquellos pedazos de pescado que caían lentamente hacía la base de la pecera. Os aseguro que no volví a a meter la mano. Aquél chico además tenía una pitón de varios metros, y ratones blancos para alimentarla.

No tengo ni idea de que pasaría con aquellos animales pero cuando crecí un poco más y adquirí una mayor consciencia, pensé que aquello no estaba bien.

Reconozco que al visitar el Aquarium de Donostia la primera vez tras su reapertura me quedé allí sentado en la oscuridad, embobado durante varias horas frente a aquellos tiburones, morenas y tortugas. Me pareció un buen tanque con su tunel y pensé que allí aquellos animales estaban bien, atendidos y felices. Pero creo que estaba usando el razonamiento humano y no estaba poniéndome realmente en la piel del animal.

Tras dar la vuelta al mundo y poder observar a algunos de estos animales en su estado salvaje y natural, un día regresé al aquarium. Tenía aquél placentero recuerdo en mi memoria y me apetecía revivirlo.

Pero esta vez no lo conseguí, y unas preguntas surgieron dentro de mi cabeza: ¿Porqué defendemos que los cetáceos como delfines, belugas u orcas deben estar en libertad, (no en parques acuáticos turísticos donde sufren graves problemas de estrés, falta de espacio, etc..) y no hacemos lo mismo con los tiburones, morenas, rayas o tortugas? ¿Es que la demostrada inteligencia de los cetáceos les hace mayores merecedores de la libertad que los otros?

Observé el tanque que estimé tendría aproximadamente 25 metros de largo por unos 12 de ancho y pensé en uno de los tiburones que tenía delante. Sus movimientos eran casi los de un autómata, nadando en círculos alrededor del tanque siguiendo circuitos prácticamente idénticos. Cuando los alimentaban apenas hacían caso a la comida, pasando de largo cuando se la ofrecían. ¿Quizás están cebados para mantenerlos calmados?

Observar a vigorosos depredadores evolucionados durante miles de años, algunos de ellos grandes migradores, con el instinto completamente adormecido me resultó triste.

Creo que los museos y la ciencia hace un trabajo importantísimo para descubrir y conocer mejor cada vez ese océano del que desconocemos aún tanto, y que desgraciadamente como especie estamos destruyendo antes de llegar a conocer.

Opino que proteger, rescatar y cuidar a animales que han llegado heridos a la costa también es digno de admiración. Incluso la cría en cautividad para después repoblar especies en peligro.

Pero como en casi todo lo que toca el ser humano, hay un lado egoísta, en el que se utilizan a los animales como mero entretenimiento para las personas, al margen del sufrimiento que se les puede infligir, para disfrute personal. Haciendo que la propia naturaleza vaya contracorriente, antinatura.

Ondo ibili kukureaders. Que tengáis una feliz semana.





1 comentari:

Anònim ha dit...

Interesgarria komentatutakoa.