diumenge, d’abril 29, 2007
105 Sábado en las landas
El viernes nos pegamos un baño en Zarautz. No estuvo mal. Cuando ya llevábamos un buen rato en el agua empezó a cambiar el color del cielo. Unas nubes enormes empezaron a entrar desde tierra hacia la mar de manera siniestra. Nunca había visto algo parecido, los colores, los rayos...a un lado el cielo despejado y claro y al otro el color del agua completamente distinto, las nubes negras y grises...y el olor, las nubes traían el olor del monte. Lo más raro era que iban de tierra hacia la mar. Raro pero precioso. Lluvia, rayos y truenos y todos para fuera.
El sábado me levanté temprano. Mis habituales compañeros de txurfin' no podían, así que tiré solo para HOssegor. Iba encaminado hacia un spot concreto pero en el último momento tiré hacia otra dirección cercana, una playa en la que nunca había estado surfeando. Llegué y sólo había un tio en el agua. No abrían todas pero salían algunas derechas e izquierdas que eran oro. Me cambié en la furgo y cuando llegué a la playa de nuevo, el chico que estaba dentro salía. Así que estuve hora y media completamente solo.
Qué os puedo decir de Las Landas. De lo que yo conozco, que tampoco es mucho, os puedo decir que he cogido las olas más grandes de mi vida hace unos meses y que las olas allí son DISTINTAS. No se parecen a ninguna otra. Son especiales. Pero no todo es llegar y besar el santo. Surfear las Landas es duro. Caminatas, remontadas, corrientes...Las olas de allí son como la chica guapa, no t puedes acercar a ella de cualquier manera, a lo bruto. Hay que hacerlo con tacto y determinación.
Yo estaba reventado de los dos días anteriores. Lo había dado todo. No había dormido demasiado pero sabía que el momento era por la mañana a buena hora. La remontada era dura, es necesario una buena forma física aplicada al surf.Corriente hacia la izquierda y barras rompiendo con un sonido metálico. Mecánicas, chass, chass, chass, chass!!! Glass. Eran de cristal. Primero un brazo, luego otro, tipi-tapa hacia el pico, sin retroceder.
Olas de entre un metro y metro y medio en las series grandes. Había que elegir muy bien. Cogí pocas olas pero hubo una en concreto que mereció la pena el viaje, los peajes, las rotondas, la remontada y todo. Una derecha mágica, cristalina. Pensé:- una cosa es que dosifiques las energías y otra que dejes pasar esta ola-. Así que me tiré, con el pintxo, fue bajar y cubrirme todo el arco por encima y correr y correr y correr.... Sonrisa en la cara. Son distintas. Son mágicas. Quiero más.
De vuelta fui a HOndarribi a visitar a mi amigo Gastón, cervecitas en alde zaharra y risas..
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