439 Denbora gailua. La máquina del tiempo.

photos: Kukurusta.

"..y fantaseo con surfear esas olas vírgenes abriendo el camino del surf como algo único. Olas sin dueños, sin locales, sin dibujar ni interpretar, sin surfear; esperando unas quillas para ser surcadas, unos cantos que las acaricien, unos dedos que peinen sus paredes."



Durante la segunda guerra mundial el ejército alemán levantó 12.000 búnkers desde Noruega hasta el Bidasoa para proteger el frente atlántico de la invasión aliada. Cuesta trabajo imaginar una ola como La Piste, rompiendo perfecta y majestuosa, completamente vacía frente la construcción de esas moles de cemento asentadas en la arena de Capbreton junto a los soldados alemanes deseosos de dominar el mundo. Los trabajos de los búnkers en las costa vasco-francesa comenzaron en 1941 pero fue en el '42 cuando alcanzaron su máxima intensidad. Fueron construidos por prisioneros rusos en régimen de trabajos forzados y trabajadores asalariados franceses. La retirada se produjo el 21 de agosto de 1944, dos meses después del desembarco aliado en Normandía.

El surf en Europa no fue introducido hasta el '59 por lo que era imposible que nadie pensara en lanzarse allí con una tabla. Hoy día pasamos por allí apenas sin reparar en ellos, como parte natural de ese escenario. Los niños juegan en ellos. Son dibujados por grafitis. Me imagino por un momento teletransportado con mis amigos y amigas a una época sin guerras mundiales, anterior a la introducción del surf en Europa y fantaseo con surfear esas olas vírgenes abriendo el camino del surf como algo único. Olas sin dueños, sin locales, sin dibujar ni interpretar, sin surfear; esperando unas quillas para ser surcadas, unos cantos que las acaricien, unos dedos que peinen sus paredes.



No en vano, esos búnkers nos recuerdan la locura humana, el odio, el cual puede nacer por un conflicto tan estúpido como la propiedad de una ola. Es bueno que sigan allí como una lección; una lección que en Europa de momento terminó hace solo unas décadas, ayer; pero que en el mundo sigue latente en forma de numerosos conflictos y guerras absurdas, hoy; Las guerras del dinero, el petróleo, el coltán o las drogas. Y doy gracias por poder coger cada mañana una tabla de surf en vez de un fusil.