475 Kalean. En la calle.

Aquí Kuku emitiendo desde una furgoneta tomando prestado wifi (muchas gracias sr. wifi) desde algún lugar de la costa.

Hoy os voy a contar una historia de adolescencia. Lejana al surfing pero conectada al fin..

..una jauría de rebeldes jóvenes quinceañeros en un principio aparentemente misóginos. Eramos antisociales, bastante punkies. Una manada de jóvenes callejeantes, unos 14 entre todos, malos estudiantes de colegios católicos que solo pensaban en escapar de casa, de la estricta mirada paterna. Fumar porros, experimentar con las drogas y conocer casi todo sobre ellas (algunos flirtearon con la locura, hay puertas que es mejor dejar cerradas) autoconvenciéndonos de que eran buenas, eran algunas de nuestras actividades, las que ocupaban gran parte de nuestro tiempo.

Estas nos ayudaban a escapar de una frustrante y deprimente realidad familiar y escolar por unas horas; generaban también otros dramas al regresar...más tarde de la hora establecida, con unos ojos rojos que miraban al suelo mientras se formbaba un nuevo (e inútil) castigo. La habitación, el refugio. Nirvana, La Polla records, Metallica, ACDC, S.A., Red Hot Chilli Peppers, Aerosmith, Eskorbuto, Barricada o Extremoduro en vinilo o en cassette conectados a unos cascos, el aire, los sueños.

Cada vez más introvertidos, como islas pero todos juntos, sonreíamos poco, no eramos amables. No teníamos móviles ni internet, nos movíamos en motos de 50 cc y si no aparecías en el punto de encuentro a la hora tenías que recorrerte todos los "txokos" callejeros establecidos, los frecuentábamos en invierno (con chupas y guantes) y verano: txoko 11, Pakea, La Gale, Beartzana,Iguana, Buga, el Mirador, los círculos si llovía, melody, el parque, Bekoki..) La policía nos registraba de vez en cuando, nunca encontraban nada. Ellos estaban al otro lado, como profesores y padres.

Si estábamos en un bar podíamos pedir un mosto para estar toda la tarde. No había pasta, y los euros eran chapas, monedas de 20 duros, también había de 200 o 500, dos formaban un talego. A menudo nos echaban por fumar, o por liarla. Échabamos también risas. Formábamos una extaña hermandad de pequeños hijos de puta, supongo porque inconscientemente nos comprendíamos de alguna rara manera. Nos intentaron separar, recluir y reformar, algunos nos mandaron al extranjero, a lugares incluso de muy peores influencias. Pero esa es otra historia.

Así como hay una época para desordenar la cabeza, hay otra que te pide que la vuelvas a poner en su sitio. Así, quien más quien menos empezamos a hacer algo de deporte, a ponernos las pilas con el sexo y esa gran desconocida:la mujer!WOW! Unos seguimos estudiando y otros se pusieron a currar, convirtiéndose en los reyes del momento porque manejaban pasta. Además, algunos, curiosamente, en algún punto del camino nos cruzamos con el surfing y nos enganchamos a él ayudándonos.

Socializamos y personalmente aprendí a sonreir de nuevo, intenté restablecer algunos lazos que estaban practicamente rotos, lanzando algunos puntos de encuentro con las personas que lo merecían, incluso con algunas que no.

Varios incluso se han casado y han tenido los primeros niños/as.

¿Porqué fuimos así y porqué una pequeña parte dentro de nosotros sigue siéndolo? Pues no lo se. Supongo que si creas una fórmula en la que pones curiosidad, adolescencia y su rebeldía, incomprensión, religión, represión paternal, falta de vías de expresión y comunicación, has creado una bomba H.

Me fijo mucho en los jóvenes de ahora y en cómo han cambiado las cosas; en parte les envidio y en parte no. Era un tiempo duro, pero fue el nuestro y también nos hizo hombres preparados para estar solos y en tiempos difíciles. Hemos sobrevivido y seguimos juntos, somos más o menos felices y nos ayudamos cuando cualquiera tiene un problema. Somos amigos.

Va por vosotros cuadrilla. Osasuna.