Me encanta explorar la costa. Mi amigo lo sabe. Hace un año decidí quedarme en paro. El trabajo que ocupaba ya no me aportaría mucho más, ni como grafista ni económicamente, así que ante unas circunstancias muy difíciles decidí marchar. Todo bien. Tenía el paro tras trabajar unos cuantos años seguidos y me dediqué a surfear entre semana y a explorar, algo que echaba muchísimo de menos.
Escuché a un irlandés en un vídeo decir algo así como que para él viajar y viajar sin parar a destinos surfero-paradisíacos no tenía demasiado sentido cuando en casa tenías muchos lugares aún por descubrir y aprender de ellos. Creo que en parte tenía razón.
Mi amigo sabe de esta pasión que me lleva a romper con la comodona rutina de surfear siempre en los mismos lugares y buscar y patear acantilados en busca de otros, que aunque no siempre tienen olas perfectas, si son lugares preciosos y solitarios. Así que me dijo si había estado allí y si quería ir. Él solamente había estado en un par de ocasiones, que había una ola y que no solía gustarles mucho que otros la visitaran.
Grande fue nuestra sorpresa según nos adentrábamos, cuando fuimos viendo que el aspecto de aquél lugar era algo más pobre que el resto, más suburbio, más auténtico, más oscuro, quizá. Primero vimos una pintada en un trozo de madera, locals only; niñatada grafitera pensamos..continuamos y un "go home" en la carretera nos hizo ya arquear una ceja. Más adelante un cartel diseñado, impreso y colgado impoluto en un pino rezaba "locals only, no parking" dejaba las cosas bastante claras. Fuimos hasta el final y se adivinaba una ola buena, pero que en ese momento no funcionaba muy bien. Junto a nosotros un símbolo de la paz pintado en una roca, unos metros más allá la misma cantinela mal pintada volvía a ladrar: locals only.
Parecía que las amenazas gráficas (quizá no solo han sido gráficas) surtían su efecto ya que la diferencia de personas en el agua entre ese lugar y todos los demás que vimos en domingo era abismal. Ya habíamos surfeado, así que sin perder de vista la furgo, volvímos, nos subimos y nos marchamos. Igual surfeamos allí algún día, escondiendo la furgo en otro lugar.
Lo claro es que cada vez hay más violencia en el agua. No en general no; robos, ruedas deshinchadas en Les Alcions, pinchadas en Labenne, locales violentos en algunas zonas de Vieux-Boucau y Biarritz. Eterna desconfianza e incluso odio entre algunos franceses y vascos o españoles..una locura.
Hay mucho gallo y eso no es surf, macarreo, hostias, cobardes venganzas, robos..no se cual es la solución, pero se que esto no es surf. No lo es. Creo que se puede justificar el localismo desde el respeto a los surfistas de la zona que cuidan de su ola y surfean allí todo el año, nunca su violencia. Sin invadirles y bueno, dándoles la prioridad en el agua, no toda ni absoluta pero si el respeto.
No se debe entrar en un pico que no conoces y nunca has surfeado con cinco amigos más a pillar todas las olas que se muevan con una actitud de agresividad y egoísmo; hay que entrar tranquilo, con respeto, dejar pasar unas cuantas olas, esperar tu turno. Saludar al entrar..
En el otro extremo tampoco se puede decir esta es mi ola y tú no surfeas aquí. Sino te reventaremos el coche, te daremos de hostias y te mandaremos de vuelta a tu casa sin ganas de volver. Eso es inadmisible, es injusto, es muy cafre.
Difíciles estos humanos surfistas. Ez da erraza.
dimarts, d’octubre 20, 2009
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