
La semana pasada, con un golpe de mar y una dirección bastante N, como un espejismo, parecía que Roka Puta, en su siesta estival, habría un ojo para volver a cerrarlo. Junto a la bestia, dos jubilados tomaban el sol junto a su sombrilla.
Nosotros, tras un baño en algún otro lugar por la mañana, descansabamos antes del segundo por la tarde.

Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada