711 Yoga.

Hace muchos años tanteé el Yoga. Recibí un mes de clases pero no lo entendía. No acababa de entender para qué todo aquello, incluso desconfiaba de las personas que lo impartían, les cuestionaba, aquello me llegó a parecer una especie de secta extraña..no entendía nada. Tenía veintimuypocos años. En realidad no había nada de todo eso.

Hace unos meses, en un momento duro volví a retomar las clases, esta vez en otra ciudad, otros profesores, maestros especialistas en Yoga. No tenía calma interior, mi cuerpo estaba muy bien, en forma y elástico, pero dentro algo no acababa de encontrarse. Comencé a asistir, sin faltar un día, tomándomelo en serio y dispuesto a aprender. Con respeto. Me tomaba mi tiempo, incluso iba caminando o en bici a clase.

Ahora, desde la humildad de un novato, comprendo. Es cuando he pensado: aaaaaaaaa-migo, así que era esto. Y qué calma te da, que bueno es. Es sencillo, no busquéis dobles lecturas porque no las hay. Aunque si es un trabajo de toda una vida.

Lo que he aprendido hasta ahora es que el Yoga es una práctica, no una religión como el budismo. La base del Yoga es la respiración. Es una pequeña puerta al equilibrio entre cuerpo y alma. Una manera de calmar la mente (que no calla y muchas veces no nos deja descansar), de curarnos de los conflictos que provocan reacciones en nosotros que no queremos. Conflictos que a menudo pagamos con otros, los que nos rodean. No podemos evitar que la vida nos traiga problemas o situaciones en las que no nos gusta encontrarnos; pero lo que si podemos hacer es modificar nuestra respuesta a ellas.

Y todo esto por no hablar del amor de verdad, aprender a diferenciarlo de la posesión, el desapego, que no quiere decir dejar de querer a los que te rodean, simplemente hacerlo sin cadenas ni chantajes emocionales..

Tengo mucho que aprender del Yoga. Y en ello estamos. Doy gracias desde aquí a Manuel Paz y a su hija Eva, mi maestra, por las clases, por lo que hacen y cómo lo hacen. Eskerrik asko.