El domingo volví a las andadas. La cámara sin batería, lástima. Después de tomar unas copas el sábado y de una retirada apurada pero a tiempo, me eché otra vez a la carretera.
Desde Donostia hasta Orrua, media vuelta y hasta St. Jean de Luz. Al pasar por La Corniche ví Belharra que apuntaba maneras pero sin fuerza suficiente, impresionaba de todas formas.
Encontré un lugar en el puertecito de Sokoa, una ola bonita, que abría de derechas e izquierdas, divertida para tablón también. Su entorno era encantador, había unas cinco personas, la marea estaba bajando. Un lugar precioso.
La bahía tenía algo de niebla y me impedía ver el final de la misma, así que siguiendo al olfato llegué hasta allí. Al fondo, justo dentro de la bahía, al abrigo del viento, unas derechas rompían fuertes y sin cesar.
Sin pensarlo demasiado ya tenía el traje puesto y me encaminaba hacía el pico. Una laaarga remada y cada vez series más grandes. Un lugar cojonudo para los días de demasiado mar o demasiado revuelto ahí fuera. Series de metro y medio con secciones agresivas que al final se convertían en más fofas. Un buen baño y un lugar nuevo para mí. Larga remada de salida que no hay que tomar a broma, comida, peli y siesta en la furgo y vuelta a casa anocheciendo, un buen domingo.
dilluns, de febrer 12, 2007
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