El jueves dimos una vuelta por Biarritz. Las olas eran enanas y con viento malo. Así que aparqué la furgo y me di una vuelta por el Biarritz invernal de entre semana. El olor del pan y las flores, pequeños comercios y más actividad de la esperada, los currantes hacen su particular día a día. Abrigos, gorros, bufandas y guantes contrastan mucho con el Biarritz de verano, un espejo del surf californiano, la cuna del surf europeo.
Ayer las olas también fueron mediocres por no decir malas. Echamos un bañito en Gros Segun y yo; y me pegué un quillazo en el codo..sin peores consecuencias, algo más fuerte que cuando te pegas un calmante contra el borde de algo.
Hoy con un pronóstico bastante malo había algunos lugares que recibían bien. Hemos podido surfear con dos metros pasadotes y he agarrado dos izquierdotas buenas con el semigun. También he comido. En una he caído sobre mi tabla clavándome las quillas en la pierna, unos arañazos y listo. Y en otra me han mandado muy al fondo, no sentía ni la tabla, ni las rocas, sino algo muy tranquilo pero muy negro; curiosamente esta vez me he sentido muy relajado ahí abajo, y a los pocos segundos con la misma rapidez que me ha enviado adentro me ha sacado fuera. Cuando hemos llegado no había nadie, hemos surfeado unas buenas olas 5 amigos y hemos hecho el día. No perdáis la fe. La fe en el surf.
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